lunes, 25 de abril de 2011

/el podér de las palábras/

Cuando retumban,
Creadoras y nuevas, las palabras,
Y cuando los dioses
 lanzan los dados...

FEDERICO NIETZSCHE


"En el principio era el Verbo,
y el Verbo estaba en Dios,
y el Verbo era Dios.
Él estaba en el principio en Dios..."
(Jn 1, 1-3).
Articulo #1
[el poder ficticio de la palabra]

EL PODER ficticio DE LA PALABRA

Nota  realizada por el Prof. Horacio Velmont, basada en las canalizaciones del Prof. Jorge Olguín.

Un profesor nunca experimenta, sino que enseña. Mi primera enseñanza es que no deben reaccionar a las palabras, porque las palabras no tienen ninguna fuerza. La fuerza se las da uno. Ustedes me pueden dar un poder de agredirlos que yo no tengo (ni tampoco nadie tiene). Tengan en cuenta que cuanto más susceptible es una persona, más débil es.  Lo que el trabajo interno logra es hacerlos fuertes. Y es fuerte el que no le da ningún poder al otro. Lo único que tienen que hacer es quitarle al otro el poder que le dieron. Y como profesor me sentiré satisfecho cuando vea que nada de lo que dice otra persona les hace reaccionar. Si primero no aprenden esta lección, nunca podrán ver la enseñanza más profunda que hay detrás de mis palabras. 
Un fuerte y sincero abrazo a todos: Horacio Velmont.

http://www.grupoelron.org/notas/elpoderdelapalabra.htm


Comentario

Este artículo nos refiere a que el poder que le damos a la palabra es totalmente superficial, y que todo perjuicio, impacto, revelación o sentimiento que cause es de total dependencia del estado de la persona quién la recibe. Habla del trabajo interno, y de la susceptibilidad; negando por completo, de manera objetiva y periodística, el poder emocional que tiene la palabra en las relaciones humanas. La reflexión a la que nos lleva el autor es a que para poder descubrir el verdadero significado de las palabras y su mensaje, tenemos que aprender a no reaccionar ni permitir que el poder ficticio de la palabra nos domine o nos debilite.

Articulo #2
[fragmento]
“…La palabra ha sido reverenciada en todos las culturas. Tanto es así que no existe una sola civilización en la que no haya una bella leyenda sobre su aparición. Así lo relatan los dogones, tribu africana aislada durante siglos en la frontera de Malí y Burkina Fasso: “el Séptimo recibió pues el conocimiento de un verbo, no ya reservado a unos pocos, sino destinado a la totalidad de los hombres…” […]
http://elmistico.com.ar/novedades/el_poder_dela_palabra.htm



Comentario
Nos encontramos con el asombro del origen de la palabra. Cuan única y digna de reverencia, que en cada cultura ha tenido un desarrollo distinto y un impacto que nos ha llevado a lo que conocemos como verbo. Muchos relatos distintos brindan la palabra, su aparición, su apogeo, su riqueza… La mayoría de culturas, cabe mencionar puesto que la fuente de este artículo es una página web cristiana católica, remonta el origen del verbo al antiguo testamento, a la necesidad de comunicación de los primeros seres humanos, Adán y Eva; luego con la caída de la torre de babel se da según la biblia la aparición de nuevas lenguas y el momento en el que a todos los israelitas se les hizo imposible entenderse.

Articulo #3
[el poder de la palabra]


Lo innombrado es lo ignorado. La palabra es punto de partida de todo lo que es humano. La correspondencia entre los hombres y el mundo pasa siempre por la mediación de la palabra. Ella es voz que nombra la realidad, es referencia y signo que determina todas las representaciones. Las edades de los hombres suelen dibujarse sobre algunas particulares palabras.

Nadie puede sustraerse a la sospecha de un mágico poder surgiendo de las palabras; intuir que existan secretas y hondas afinidades entre las cosas y los nombres de las cosas. Para los griegos, las palabras eran representaciones. Pronunciarlas equivalía a evocar lo nombrado con todas sus cualidades esenciales. Los nombres cobraban, así, el mismo valor de las cosas. "Qué poder -se pregunta PLATÓN en su diálogo Cratilo- tienen para nosotros los nombres?". La respuesta que él mismo se da es clara y contundente: "quien sabe los nombres sabe las cosas". Esa concepción cedería paso a otra que conciba a las palabras como signos convencionales sin relación alguna con la cosa nombrada. Para los griegos, onoma (nombre, palabra) se relacionaba con nomos que significaba organización, verdad, principio, fundamento, disposición. Todas las cosas y todas las acciones en el universo obedecían a una lógica propia de la naturaleza, esto es, a un nomos.

Articulo #4
[el poder de la palabra]


El Poder de la Palabra
Junio 2006
Presentación del tema: Dra. Ana María Otero
Anécdota

Se cuenta que en una colina veneciana había un sabio, al que dos jóvenes quisieron desafiar. Fueron a su encuentro llevando un pajarito en la mano, y le preguntaron al sabio si el pájaro estaba vivo o muerto. Él sabio, sin dudarlo les respondió que estaba como ellos quisieran. Si decía muerto, abrirían la mano y el pájaro saldría volando, si decía vivo, apretaban un poco la mano y estaría muerto. Él sabio les reafirmo así que el pájaro estaba como ellos quisieran…
¿Qué es la Palabra?
La palabra hablada o escrita es la expresión más perfecta de nuestro pensamiento, nos revela al mundo exterior y es el vínculo más potente y eficaz de nuestras relaciones recíprocas.
La palabra articulada es uno de los más grandes privilegios humanos. Y constituye la expresión más perfecta de nuestro pensamiento.
La palabra es un poderoso soberano, que con un pequeñísimo y muy invisible cuerpo realiza empresas absolutamente divinas. En efecto, puede eliminar el temor, suprimir la tristeza, infundir alegría, aumentar la compasión.
¿Cuál es el poder de la palabra?
Es el poder de la comunicación. Voy a referirme a la palabra en tanto medio que poseemos los humanos para comunicarnos.
La comunicación es el fundamento de toda relación humana, comunicación entre las personas, comunicación de persona a grupo de personas, comunicación de grupos a grupos.

http://www.smu.org.uy/elsmu/comisiones/reencuentro/jornadas/palabra.html
Articulo #5
[el poder de la palabra]
El poder de la palabra
"En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio en Dios..." (Jn 1, 1-3).
El verbo, la Palabra... ¡Cuánta importancia le hemos dado desde los tiempos más remotos!
Al margen de consideraciones de tipo religioso o doctrinales, la palabra forma parte desde siempre de la naturaleza humana; es lo que nos distingue de otras especies no racionales.
La palabra como transmisora de "ideas", como instrumento indispensable en la comunicación, como informadora de nuestro pasado, como ilustradora de nuestro presente y como expresión de nuestros anhelos de futuro.
La palabra es capaz de desvelar nuestra intimidad más oculta, por la palabra nos abrimos al mundo exterior, a los demás, a los seres que apreciamos y a los que despreciamos, a los que amamos y a los que odiamos.
Por medio de la palabra podemos sacar lo más ruin y lo más hermoso de nuestra naturaleza.
La palabra puede humillar, ofender, herir, incluso matar; pero al mismo tiempo la palabra puede ensalzar, encumbrar, animar, divertir, acariciar...
Con la palabra se enardecen los ejércitos, se arrastra a las masas, se convence a la persona de su superioridad o de su inferioridad... La palabra persuade y disuade.
Muchos seres humanos han alcanzado la gloria y la inmortalidad por el uso de la palabra; otros han sido perseguidos, encarcelados, excomulgados, exiliados y "ajusticiados" por el uso de la palabra.
La palabra divulga ideas incómodas e incluso peligrosas para algunas personas, instituciones u organismos; otras veces adula al poderoso con la vaga ilusión de obtener algún beneficio material.
En ocasiones anula voluntades, socava opiniones, induce acciones, intenciones y situaciones. Puede convertirse en un arma poderosa para conseguir nuestros objetivos, para destruir a nuestros enemigos, para contentar a nuestros amigos.
A veces desconocemos o despreciamos el poder de la palabra y la usamos de manera inconsciente, provocamos situaciones desagradables y en ocasiones irreversibles.
Por favor, sepamos rectificar a tiempo y no perdamos de vista lo que tenemos entre manos. El poder de la palabra es ilimitado. No la usemos de cualquier manera. Usémosla como expresión de nuestra libertad, pero seamos prudentes para no convertirnos en sus esclavos. Tomemos precauciones inteligentes. Seguro que nos alegraremos.

http://lenguajarcia.blogspot.com/2007/03/el-poder-de-la-palabra.html



sábado, 23 de abril de 2011

/de ke ablámos kuándo ablámos de kuéntos infantíles/


“De qué hablamos cuando hablamos de cuentos infantiles”

Inocente. Cándido. Inofensivo.
El diccionario de la real academia de la lengua española (DRAE) dicta así cuando se acude a la definición de “infantil”. Es necesario hacer énfasis en estas tres palabras escogidas: Inocente, según el DRAE, es aquel libre de culpa, “fácil de engañar”. Cándido es aquel sencillo, sin malicia. Inofensivo es aquel incapaz de causar daño. Parecerá absurdo remitir al lector a tales definiciones, sin embargo, si colocamos la palabra “infantil” después de la palabra “cuento”, nos vemos enfrentados a un fuerte enigma no solo literario, sino también humano.

Me limito a hablar desde mi experiencia como joven escritor. A temprana edad tuve acercamientos a literatura, bajo el concepto de infantil, como “El principito”, algunas novelas de Dickens y “Mi madrina”. Crecí creyendo que esos libros, que conservan lugar especial en mi memoria, eran totalmente “aptos” para niños. Ahora entiendo la carga de problemáticas sociales en los escenarios y situaciones de los personajes que, precisamente, son niños.

Debemos tomar en cuenta varios factores que influyen en esta concepción de lo que está “apto” para niños: primero, el desarrollo tecnológico desde inicios del siglo aceleró el desarrollo de las personas. Y los niños de hoy no pueden comportarse ni pensar como los niños de hace 10 o 20 años. Segundo, pese a la gigantesca preferencia a la televisión, tenemos también que evaluar lo que es ahora “apto” para niños en los programas de caricaturas y las películas “infantiles”. Y tercero, la situación que aqueja las vidas de toda la niñez del mundo es imposible de ocultar, independientemente si sale o no en el noticiario, es nuestro pan de cada día.

Desde niños nos vemos sometidos a un mundo mediático invadido de un sinnúmero de propuestas infantiles para el entretenimiento. Haré énfasis en el producto literario que, según el mundo, está apto para niños. Se dice que la literatura fantástica es la que más se presta a llamarse “infantil” puesto que contiene temas que dan libertad a la imaginación, mundos de ensueño, personajes mágicos y cosas relacionadas con la condición de ser niño y no tener ningún color de odio y violencia en la mente. Pues, contrarío todos los postulados idealizadores antes mencionadas desde el momento en el que asumimos ser parte de una realidad latente que no puede, aunque se quiere, ocultársele a los niños.

Durante últimos meses estudié las funciones de Propp, basadas en su libro “Morfología del cuento maravilloso” que bien nos ayudan a entender estas estructuras narrativas donde siempre se sigue ciertos patrones como una especie de guía o esqueleto. En los cuentos maravillosos, todos, sin excepción, se cumplen las mayorías de estas funciones. Evaluamos cuentos conocidos mundialmente y cuentos de nuestra misma autoría. Descubrimos que hay elementos crudos, ausencias, muerte, maldad, etc. y que un cuento maravilloso estaba más lejos de lo que se pensaba de llamarse cuento infantil.

Los clásicos cuentos maravillosos que se imponen en la infancia a nivel general como “la cenicienta”, “blanca nieves”, “caperucita roja”, etc. son un zumo intento de estereotipar a las sociedades, son modelos jerárquicos obsoletos que proponen el devalúo de la mujer, la inocencia acechada por los adultos, la violencia y la sexualidad. Entonces nace la interrogación: ¿Cómo hablarle a un niño? ¿De qué podemos hablarle? ¿Privarlo? ¿Censurar el mundo?

El cuento, como estructura narrativa, necesita de conflictos. El cuento infantil, ¿De qué conflictos se puede valer? Existe una tendencia de muchos escritores adultos “infantiles” que propone una visión lúdica de la literatura. Aprender jugando, y en esta temática se pueden notar algunos aciertos. No obstante, entramos en otra problemática, ¿Es el adulto que le escribe al niño? ¿Es el niño el que debe ser instruido por el adulto? ¿Por qué la literatura para niños no la escriben niños?

En la temática de cuentos “infantiles” hay más preguntas que respuestas. Hay más fracasos que aciertos. Y lo que menos se encuentra en cualquier texto, programa de televisión o filme infantil es inocencia y candidez.

COMENTARIO ANEXO.
Continuando la temática de las Funciones de Propp me gustaría mencionar aquellas historias que “rompen” el esquema de cuentos tradicionales conocidos alrededor del mundo. Ya hablamos de los clásicos como cenicienta, blanca nieves, la bella y la bestia, la bella durmiente, caperucita roja… etc. Pues hay gente que no sólo brinda una nueva versión del cuento infantil sino también introduce nuevos elementos y trastorna los existentes para darle un enfoque distinto a la historia, exclusivamente a través del cine.
Mi valoración personal con respecto a esta dinámica tan bien lograda es que aún en estas versiones en las que se le da vuelta a la historia se cumplen muchas de las  funciones de propp. Acá algunos ejemplos:

Buza Caperuza
Es una película de bajo presupuesto, poco difundida, pero con una propuesta interesante. Es el cuento de Caperucita Roja desde un punto de vista policial. Un sapo del bosque es el detective que interroga a todos los personajes del cuento, quienes no son lo que parecen. El leñador es un modelo de revistas, el lobo es un periodista, la abuela una deportista extrema y caperucita una niña muy perspicaz que hace un análisis muy subjetivo de la situación. Al final, hay un villano que es un conejo y terminan resolviendo el crimen.

La princesa y el sapo (Disney)
En esta película me interesa recalcar la presentación de una situación socio-económica muy dura para ser un cuento infantil. Estamos frente a una protagonista negra y pobre contrastada a una princesa rubia y adinerada. El giro de la historia se da cuando en lugar del sapo convertirse en príncipe, la protagonista se convierte en sapo y viven unas aventuras para llegar a resolver el asunto mágico y misterioso. Hay elementos muy propios de la dinámica de Propp destacados en la trama.
Trailer

Enredados (Disney)
Este nuevo filme de Disney propone una nueva versión de Rapunzel, que en lugar de ser rescatada por un príncipe se ve involucrada con el ladrón más buscado. La protagonista tiene una cabellera de 20 metros con poderes mágicos y un desenlace fantástico en el que podemos ver las funciones finales de Propp.


Shrek (Dream Works)
La película más aclamada entre las tramas infantiles que rompen esquemas de cuentos tradicionales. Quise dejarla de último porque podríamos sacarle muchísimas cosas interesantes desde cualquier enfoque a esta fascinante película con una cantidad de personajes conocidos y una propuesta muy divertida y novedosa, también basada en el esquema del cuento infantil de Propp.

Aprendimos que las funciones de Propp pueden presentarse en su mayoría en los cuentos conocidos en todo el mundo, pero ahora afirmo y sostengo que también se cumplen en aquellas historias basadas en las tradicionales, pero que proponen un giro radical u otras versiones con nuevos personajes, elementos, sucesos, etc.

Es interesante recalcar que ninguna de las versiones mencionadas acá, a mi criterio, son totalmente adecuadas para llamarse “infantiles”. Presentan sociedades conflictivas, situaciones que van creando una imagen distinta de la realidad, problemas económicos, sociales, culturales y enfrentamientos con la violencia y la muerte. Por ejemplo, en la princesa y el sapo se presenta el racismo, las desigualdades económicas y sociales, y hay un personaje que fallece y aparece su funeral.
Es verdad que un cuento infantil sólo será infantil cuando su autoría sea de un niño, como dice Claudia Lars,  “que no conozca su propia sangre”.

jueves, 21 de abril de 2011

/la generasión de poétas maldítos/

 Poetas malditos de Francia.

La generación de poetas malditos (bautizados así por Verlaine) nació en Francia a finales del siglo XIX y a principios del siglo XX. Son considerados “malditos” por iniciar un movimiento que retoma temas tabú y se enfoca en los suburbios urbanos y en la vida cruda y desencantadora de los autores. El estilo marca un cambio en el respeto de las formas clásicas y abusa de nuevos recursos que años adelante serán considerados como parte del vanguardismo. Temática y estilo son los aspectos que destacan a este pequeño grupo de autores que reinventan la literatura, en especial la poesía, de un mundo que estaba ahondando conflictos mucho más drásticos.

1. Mallarmé. “Angustia.” 
2. Apollinaire. “Escribo solo a cambiantes luces.” 
3. Rimbaud. “El baile de los ahorcados.” 
4. Baudelaire. “Confesión.”

Stéphan  Mallarmé
(Francia, 1842 – 1898)

Angustia

Hoy no vengo a vencer tu cuerpo, oh bestia llena
de todos los pecados de un pueblo que te ama,
ni a alzar tormentas tristes en tu impura melena
bajo el tedio incurable que mi labio derrama.

Pido a tu lecho el sueño sin sueños ni tormentos
con que duermes después de tu engaño, extenuada,
tras el telón ignoto de los remordimientos,
tú que, más que los muertos, sabes lo que es la nada.

Porque el Vicio, royendo mi majestad innata,
con su esterilidad como a ti me ha marcado;
pero mientras tu seno sin compasión recata

un corazón que nada turba, yo huyo, deshecho,
pálido, por el lúgubre sudario obsesionado,
¡con terror de morir cuando voy solo al lecho!

Versión de Andrés Holguín

“Angustia” es un soneto escrito en francés cuya traducción limita la apreciación total de la estética del autor. Sin embargo, se respetan algunas formas rítmicas y quedan expuestas las intenciones de cada verso. Considero este poema de los más representativos de la poesía recopilada de Mallarmé porque imprime las quejas de una sociedad destruida a través de un diálogo con lo que está arriba por encima del pueblo (llámese gobierno, patria, etc.) en el que se exige descanso y denuncia inestabilidad de modo pesimista.

Guillaume Apollinaire
(Francia, 1880 – 1918)

Escribo solo a las cambiantes luces...

Escribo solo a las cambiantes luces
     Que arroja un leño ardiente
A veces se lamentan los obuses
     Frecuentemente

Oigo el galope de un corcel que cruza
     Por el campo lejano
El siniestro graznar de la lechuza
     Sube al cielo mi mano

Traza estas líneas desoladamente
     Adiós mi corazón
Trazo el signo también místicamente
     De la Gran Ilusión

Oh mi místico amor oh Lou la vida
     Nos dará el doble fuego
De la delectación nunca extinguida
     Compartiremos luego

Un amor que será el único amor
     Adiós mi corazón
Enciende un astro místico su fuego
     Tiene el color

Del ambiguo color de tu mirada
     Que entre las sombras arde
Siento una aguda herida renovada
     Adiós. Es tarde

Versión de Andrés Holguín

La mujer amada se hace presente en un ambiente que el poeta dibuja para referirnos al contexto en el que escribía. Hay detalles muy profundos que revelan la realidad conflictiva de la época y la ilusión frustrada de estar con una amada. La lejanía y la promesa. Me parece un excelente poema con una musicalidad muy bien conseguida y una intención reveladora. Los obuses, armas de artillería. Las lechuzas, aves de mensajería en tiempos de guerra. Los campos, los corceles, una fogata. El amor. La vehemencia.

 
Arthur Rimbaud
(Francia, 1854 -1891)

El baile de los ahorcados [Fragmento]

En la horca negra bailan, amable manco,
bailan los paladines,
los descarnados danzarines del diablo;
danzan que danzan sin fin
los esqueletos de Saladín.

[…]

Sorprendidos, los títeres, juntan sus brazos gráciles:
como un órgano negro, los pechos horadados ,
que antaño damiselas gentiles abrazaban,
se rozan y entrechocan, en espantoso amor.

¡Hurra!, alegres danzantes que perdisteis la panza ,
trenzad vuestras cabriolas pues el tablao es amplio,
¡Que no sepan, por Dios, si es danza o es batalla!
¡Furioso, Belzebú rasga sus violines!

¡Rudos talones; nunca su sandalia se gasta!
Todos se han despojado de su sayo de piel:
lo que queda no asusta y se ve sin escándalo.
En sus cráneos, la nieve ha puesto un blanco gorro.

[…]

¡Hurra!, ¡que el cierzo azuza en el vals de los huesos!
¡y la horca negra muge cual órgano de hierro!
y responden los lobos desde bosques morados:
rojo, en el horizonte, el cielo es un infierno...

¡Zarandéame a estos fúnebres capitanes
que desgranan, ladinos, con largos dedos rotos,
un rosario de amor por sus pálidas vértebras:
¡difuntos, que no estamos aquí en un monasterio! .

Y de pronto, en el centro de esta danza macabra
brinca hacia el cielo rojo, loco, un gran esqueleto,
llevado por el ímpetu, cual corcel se encabrita
y, al sentir en el cuello la cuerda tiesa aún,

crispa sus cortos dedos contra un fémur que cruje
con gritos que recuerdan atroces carcajadas,
y, como un saltimbanqui se agita en su caseta,
vuelve a iniciar su baile al son de la osamenta.

En la horca negra bailan, amable manco,
bailan los paladines,
los descarnados danzarines del diablo;
danzan que danzan sin fin
los esqueletos de Saladín.

Con un toque de extraño humor, el poema, aunque parezca visceral, es un reflejo de las actitudes de violencia y el modo de ver la justicia en la época. En la situación de Francia que envuelve la vida del autor se ven estas imágenes con frecuencia. El efecto de la danza es muy bien logrado con el punto de crítica presente en cada estrofa. Muy buen ataque a la condena de muchos hombres. 

Charles Baudelaire
(Francia, 1821 – 1867)

Confesión

Una vez, una sola, mujer dulce y amable,
               En mi brazo el vuestro pulido
Se apoyó (sobre del denso fondo de mi alma
               Ese recuerdo no ha palidecido);

Era tarde; al igual que una medalla nueva,
               La Luna llena apareció,
Y la solemnidad nocturna, como un río,

miércoles, 20 de abril de 2011

/léntes kulturáles/

Mi visión personal del asunto. 

Leí un artículo de Mariano Guzmán llamado “Fomentar la cultura” y comencé a escribir al respecto. En un mundo como el nuestro, globalizado hasta hacer imposible concebir los más simples y entrañables detalles de la naturaleza sin la tecnología y las innovaciones digitales y donde el estilo de vida de las personas se aleja cada día más de aquellas tradiciones propias de su cultura, y a su vez, de su identidad; considero que esperar que la lectura sea el principal medio de difusión e influencia en las personas y creer que la cultura es lo más digno que le queda al ser humano después de su neto aprendizaje académico y moral me convertiría, al parecer, en un iluso más sin apoyo.
Para tratar la temática de la deficiencia cultural en nuestro país, es necesario tener los pies muy en la tierra, en esta tierra cada vez más infértil e incapaz de cosechar gente de pensamiento libre y suspiros inteligentes. La cultura viene a ser un tema de última instancia, algo que lo hablan los que no supieron adaptarse a las tendencias mundiales; quienes no juegan el deporte mundial, quienes no aman la tecnología, quienes aún buscan su pasión más pura en las artes y las letras. Mi teoría enfatiza el hecho de una adaptación obligatoria al mundo de todos los días, a los medios productivos, al tiempo limitado; si no cabes en el rompecabezas, no sirves. Entonces, reconociendo que nos están amenazando a punta de espada, o (para encontrarle mejor sinonimia al término “tecnología de punta”) a punta de tecnología; tenemos que saber que aunque resulte tarea difícil, podemos encontrar una manera de utilizar esta amenaza a favor de la cultura. La solución puede, quizás, estar en utilizar los recursos digitales y la ahora divinidad ineludible del internet para abrir nuevos enfoques culturales. Fomentar la cultura puede ser mucho más fácil ahora con los blogs, los perfiles o grupos sociales en la web, etc. para en lugar de buscar llenar las bibliotecas, se busque llegar al 42% de la población que no se interesa por la lectura. La calidad llegará cuando en lugar de ser dominados por el sistema, el sistema seamos nosotros mismos. Habrá pocos que apoyarán de inicio a fin la labor. Pero se puede.
Para librarnos de la miopía cultural que padecemos, basta (sin caer en lo fatal) encontrar los lentes graduados con exactitud para ver lo que el alma necesita y amar como se debe a la lectura y, por ende, a la cultura en general.
Retomando, por consiguiente, unos artículos de Javier Alas; un admirable crítico, poeta y editor que propone con verdad anímica e hiriente la realidad para los escritores y escritoras en un país pintado de tantas formas y puesto en tan largos y falsos vestidos que cosen los corruptos y hombres sin vergüenza.
La vida de los escritores está lejos de ser digna por la misma situación cultural que vive el país. ¿Cómo hacer para trabajar todo el talento que se esconde en 21,040.79 Km2? ¿Cómo publicar con suficiencia y orgullo todo lo que lo merezca? O peor aún, ¿Cómo difundirlo y hacer que sus mismos hermanos compatriotas aprecien su trabajo? Grande es la tarea, casi imposible de lograr ni cuando todos los fondos del estado estén destinados a esta labor. Si un niño se acerca a sus padres y dice: quiero ser escritor, hay detalles imprescindibles en el recuadro; la decepción en los rostros de los padres, la ilusión en los ojos del niño, el deseo de comerse al mundo, la sed de un Nobel. Sabemos claramente la poca rentabilidad que tiene, no se cuestionan las razones por las cuales cerraron para siempre la carrera de Letras en las universidades. A la suerte y al talento puro se le deben los pocos galardones que se guardan en casa y corazón de escritores salvadoreños y menciono al talento puro para representar esa llama que aún no se extingue y que les da a todos la certera esperanza de poder ser leídos y apreciados por los bohemios del café de una avenida luego de morir mártir de hambre y por la patria.
Morir para el poeta, podría ser mucho más artístico e inspirador en situaciones como las que enfrenta a la hora de querer hacerlo en El Salvador. Haber nacido acá te pone sobre la espalda el peso de un pasado ensangrentado, de un presente ficticio y de un futuro predeciblemente incierto. Siendo escritor, es razón poética, es admirable encomienda por los siglos de los siglos. Cuando quiera morir, he de estar seguro de cambiarlo o al menos, más realista, de haberlo intentado.

 Septiembre, 2010.