sábado, 23 de abril de 2011

/de ke ablámos kuándo ablámos de kuéntos infantíles/


“De qué hablamos cuando hablamos de cuentos infantiles”

Inocente. Cándido. Inofensivo.
El diccionario de la real academia de la lengua española (DRAE) dicta así cuando se acude a la definición de “infantil”. Es necesario hacer énfasis en estas tres palabras escogidas: Inocente, según el DRAE, es aquel libre de culpa, “fácil de engañar”. Cándido es aquel sencillo, sin malicia. Inofensivo es aquel incapaz de causar daño. Parecerá absurdo remitir al lector a tales definiciones, sin embargo, si colocamos la palabra “infantil” después de la palabra “cuento”, nos vemos enfrentados a un fuerte enigma no solo literario, sino también humano.

Me limito a hablar desde mi experiencia como joven escritor. A temprana edad tuve acercamientos a literatura, bajo el concepto de infantil, como “El principito”, algunas novelas de Dickens y “Mi madrina”. Crecí creyendo que esos libros, que conservan lugar especial en mi memoria, eran totalmente “aptos” para niños. Ahora entiendo la carga de problemáticas sociales en los escenarios y situaciones de los personajes que, precisamente, son niños.

Debemos tomar en cuenta varios factores que influyen en esta concepción de lo que está “apto” para niños: primero, el desarrollo tecnológico desde inicios del siglo aceleró el desarrollo de las personas. Y los niños de hoy no pueden comportarse ni pensar como los niños de hace 10 o 20 años. Segundo, pese a la gigantesca preferencia a la televisión, tenemos también que evaluar lo que es ahora “apto” para niños en los programas de caricaturas y las películas “infantiles”. Y tercero, la situación que aqueja las vidas de toda la niñez del mundo es imposible de ocultar, independientemente si sale o no en el noticiario, es nuestro pan de cada día.

Desde niños nos vemos sometidos a un mundo mediático invadido de un sinnúmero de propuestas infantiles para el entretenimiento. Haré énfasis en el producto literario que, según el mundo, está apto para niños. Se dice que la literatura fantástica es la que más se presta a llamarse “infantil” puesto que contiene temas que dan libertad a la imaginación, mundos de ensueño, personajes mágicos y cosas relacionadas con la condición de ser niño y no tener ningún color de odio y violencia en la mente. Pues, contrarío todos los postulados idealizadores antes mencionadas desde el momento en el que asumimos ser parte de una realidad latente que no puede, aunque se quiere, ocultársele a los niños.

Durante últimos meses estudié las funciones de Propp, basadas en su libro “Morfología del cuento maravilloso” que bien nos ayudan a entender estas estructuras narrativas donde siempre se sigue ciertos patrones como una especie de guía o esqueleto. En los cuentos maravillosos, todos, sin excepción, se cumplen las mayorías de estas funciones. Evaluamos cuentos conocidos mundialmente y cuentos de nuestra misma autoría. Descubrimos que hay elementos crudos, ausencias, muerte, maldad, etc. y que un cuento maravilloso estaba más lejos de lo que se pensaba de llamarse cuento infantil.

Los clásicos cuentos maravillosos que se imponen en la infancia a nivel general como “la cenicienta”, “blanca nieves”, “caperucita roja”, etc. son un zumo intento de estereotipar a las sociedades, son modelos jerárquicos obsoletos que proponen el devalúo de la mujer, la inocencia acechada por los adultos, la violencia y la sexualidad. Entonces nace la interrogación: ¿Cómo hablarle a un niño? ¿De qué podemos hablarle? ¿Privarlo? ¿Censurar el mundo?

El cuento, como estructura narrativa, necesita de conflictos. El cuento infantil, ¿De qué conflictos se puede valer? Existe una tendencia de muchos escritores adultos “infantiles” que propone una visión lúdica de la literatura. Aprender jugando, y en esta temática se pueden notar algunos aciertos. No obstante, entramos en otra problemática, ¿Es el adulto que le escribe al niño? ¿Es el niño el que debe ser instruido por el adulto? ¿Por qué la literatura para niños no la escriben niños?

En la temática de cuentos “infantiles” hay más preguntas que respuestas. Hay más fracasos que aciertos. Y lo que menos se encuentra en cualquier texto, programa de televisión o filme infantil es inocencia y candidez.

COMENTARIO ANEXO.
Continuando la temática de las Funciones de Propp me gustaría mencionar aquellas historias que “rompen” el esquema de cuentos tradicionales conocidos alrededor del mundo. Ya hablamos de los clásicos como cenicienta, blanca nieves, la bella y la bestia, la bella durmiente, caperucita roja… etc. Pues hay gente que no sólo brinda una nueva versión del cuento infantil sino también introduce nuevos elementos y trastorna los existentes para darle un enfoque distinto a la historia, exclusivamente a través del cine.
Mi valoración personal con respecto a esta dinámica tan bien lograda es que aún en estas versiones en las que se le da vuelta a la historia se cumplen muchas de las  funciones de propp. Acá algunos ejemplos:

Buza Caperuza
Es una película de bajo presupuesto, poco difundida, pero con una propuesta interesante. Es el cuento de Caperucita Roja desde un punto de vista policial. Un sapo del bosque es el detective que interroga a todos los personajes del cuento, quienes no son lo que parecen. El leñador es un modelo de revistas, el lobo es un periodista, la abuela una deportista extrema y caperucita una niña muy perspicaz que hace un análisis muy subjetivo de la situación. Al final, hay un villano que es un conejo y terminan resolviendo el crimen.

La princesa y el sapo (Disney)
En esta película me interesa recalcar la presentación de una situación socio-económica muy dura para ser un cuento infantil. Estamos frente a una protagonista negra y pobre contrastada a una princesa rubia y adinerada. El giro de la historia se da cuando en lugar del sapo convertirse en príncipe, la protagonista se convierte en sapo y viven unas aventuras para llegar a resolver el asunto mágico y misterioso. Hay elementos muy propios de la dinámica de Propp destacados en la trama.
Trailer

Enredados (Disney)
Este nuevo filme de Disney propone una nueva versión de Rapunzel, que en lugar de ser rescatada por un príncipe se ve involucrada con el ladrón más buscado. La protagonista tiene una cabellera de 20 metros con poderes mágicos y un desenlace fantástico en el que podemos ver las funciones finales de Propp.


Shrek (Dream Works)
La película más aclamada entre las tramas infantiles que rompen esquemas de cuentos tradicionales. Quise dejarla de último porque podríamos sacarle muchísimas cosas interesantes desde cualquier enfoque a esta fascinante película con una cantidad de personajes conocidos y una propuesta muy divertida y novedosa, también basada en el esquema del cuento infantil de Propp.

Aprendimos que las funciones de Propp pueden presentarse en su mayoría en los cuentos conocidos en todo el mundo, pero ahora afirmo y sostengo que también se cumplen en aquellas historias basadas en las tradicionales, pero que proponen un giro radical u otras versiones con nuevos personajes, elementos, sucesos, etc.

Es interesante recalcar que ninguna de las versiones mencionadas acá, a mi criterio, son totalmente adecuadas para llamarse “infantiles”. Presentan sociedades conflictivas, situaciones que van creando una imagen distinta de la realidad, problemas económicos, sociales, culturales y enfrentamientos con la violencia y la muerte. Por ejemplo, en la princesa y el sapo se presenta el racismo, las desigualdades económicas y sociales, y hay un personaje que fallece y aparece su funeral.
Es verdad que un cuento infantil sólo será infantil cuando su autoría sea de un niño, como dice Claudia Lars,  “que no conozca su propia sangre”.

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